Idea de la mierd@ de la militancia
Hace mucho tiempo encontré mí razón de sentido en la militancia. Pero ¿qué pasa cuando tu libertad se vuelve tu jaula? Así pasó. Todo era risas, compañerismo, ayuda, comunidad, humanidad. Cuando hubo elecciones, había tensión, no dichos, prohibiciones, todo estaba borrascoso.
La otra cara de la moneda, ya no me gustó tanto. Entonces decidí irme.
Con el tiempo y las vueltas de la vida, la política nos terminó cruzando de nuevo con quienes eran mis compañeros, pero está vez enfrentados. Y las hilachas no pararon de salir. Quizás yo también desteñí la camiseta del local. No me importó, ni ahora. Yo mantuve mí integridad. Mis valores, mis principios. Aprendí que no me puedo quedar callada cuando hay algo que tengo que decir. Aprendí que eso me hace mal.
No sabía que me iba a costar tan caro ser honesta; ser yo misma, ser leal a mis principios. Quizás en esto es en lo único que pueda ser: integra.
No puedo defender un envase vacío.
No puedo levantar una bandera que pisa a otras.
No puedo decir que soy compañera si no acompaño a nadie. Si mí discurso es vacío y solo llena egos y bolsillos llenos de poder. Discúlpenme, si aborrezco. Lo ví de cerca. Personas del bien que juraron proteger. Hoy no se animan a perder ni dar el brazo a torcer. A ver, no es bueno eso. Está bien reconocer los errores de vez en cuando, de allí nace la grandeza.
Lo demás es oscuridad.
Es oscuro que digan que con el pueblo están pero se cagan en la universidad.
Que digan que la minoría y el feminismo bate, hasta que una mujer les debate algo que incómoda.
Es enfermo, y es el poder político moderno. Nos gobiernan monigotes pintados de benévolos pero no son más que carroñeros viejos, de profesión. Y no quiero con esto manchar a nadie. Quiero contar lo que viví de cerca y me enfermó, hasta hoy me persigue. Personas a las que les abrí la puerta de mí casa, de mí corazón que me pagan con traición por estar en la vereda de enfrente está vez. Por no querer reconocer lo que hacen mal.
Porque toman al pueblo de idiota. Y si que lo somos. Si te asfaltan la mitre y ponen un par de vallas, pero te usurpan un par de prédios, ponen gente más que al pedo a dedo. Mientras todos los demás nos cagamos de hambre. No hay ni un servicio que llegue a mí casa. Aún así viviste acá cuando te echaron de tu casa.
Dicen que están haciendo de Moreno un mejor lugar. Pero en realidad lo están encubriendo de impunidad política. De darse el gusto de hacer lo que quieren porque pueden, porque en realidad aborrecen al pueblo, al otro.
Te ponen una villa allá. Otro edificio para su hijo acá. ¿Y el resto? ¿Y los pibes de la escuela? ¿Les importará algo más que sostener el aparato político que montaron?
Yo creo que sí. Es mantener en los morenenses esa falsa ilusión de gobierno bueno que crearon. Pero todo cae por su propio peso.
Yo estuve dentro; hoy estoy afuera porque claramente tengo un don para adelantarme a las cosas.
Tengo un don para detectar lo falso y el engaño. Por eso no festejo más con ustedes. Miren ni aunque quisiera, no podría. Ni aunque me hubieran ayudado a conseguir un laburo en uno de mis peores momentos, en vez de haberme clavado el visto cuando les pedí con toda la humildad del mundo.
Aún así, para recriminarme, sí que me tenían presente. Lastimosamente, sepa o no cómo, escribo. Es una desgracia para aquellos falsos que una sea tan honesta. Igual llega un punto en el que es incómodo hasta para mí. Tener que gritarles en la cara todo aquello que obligan a callar. Es nefasto. No sé para qué me gasto. Por eso escribo esto. Para no tener otra condena pública más. Yo siento que estoy cavando mí propio pozo. Y si lo pienso puede ser una metáfora de cómo puedo yo vivir con mí propia oscuridad. Por eso puedo ver cuando los demás quieren tapar el sorete con el que andan colgando.
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¿Seré el diablo yo? ¿O es lo que me quieren hacer creer cuando personas que me vieron crecer me corren la cara cuando los quiero saludar?
Encima es fáctico porque la tengo a mí hermana y veo cómo la tratan a ella. La diferencia que hacen. Ella es mejor, podrían decir. Podrían tener razón. Lo cierto es que mí hermana se fue y ya no vive en el encierro de sus mentiras. Por eso todavía les cae bien. Porque ella es igual que yo en este sentido, jamás se quedaría callada ante la injusticia de su propio partido político.
Viste cuando te quieren silenciar, después dicen que toda salida es colectiva. Claro cuando todos te siguen a vos. La popularidad de voces no existe, al menos no en el espacio que me formó. La impopularidad de voces es lo que no escuchan e intentan acallar. Siempre me destaqué en esto último.
Es que es tan fácil hacerme odiar. Enserio. No quiero, sino no escribiría esto. Primero me duele la traición humana de gente que consideraba amiga de corazón. Colgaría una foto. Extraño eso. Lastimosamente me pusieron en esta posición, yo no quería estar acá. Yo no quería odiar a nadie, ni que me odien a mí por decir lo que pienso. Yo quería justicia por mí universidad, mí espacio y mí futuro. No tolero el abuso de poder que hizo la Municipalidad de Moreno. Me parece una causa completamente justa. El problema es qué me hacen quedar como la mala a mí, reclamando algo justo. Cuando se chorean medio municipio. Es insólito. Igual es de esperarse de esta gente, “todo, menos inteligencia” me dijo un amigo que trabaja para ellos. A ver, hay gente que me sigue bancando en esta. Quizás ellos no pueden hablar, porque perderían su laburo por no defender a la farsante.
Pero gracias a Dios, o a su falta de empatía, yo no tengo ese problema. Por esos amigos sigo creyendo que se puede ser íntegra, y a la vez tenerlos en mí vida.
Tampoco pido que me quieran. Sólo digo que no le hice nada a nadie y ya puedo sentirme la enemiga pública número uno de esta municipalidad. Porque me expresé libremente sobre una política que me parece está mal. Muy mal.
Ese polo educativo es un adorno de plata para el cacharro vacío de poder que necesitan lustrar. Es así de corta. Antes era una escuela; iba a serlo. Me inunda el corazón de tristeza que quiénes nos gobiernan decidan de manera tan cruda, cruel, insignificante, criminal. Ahora es una fachada burocrática que juega nuestra intendenta para ver si montamos ficha para ser candidata a ciudad global.
«Tenemos edificios inteligentes. Nos falta la inteligencia.» Se escuchó en algún pasillo de la municipalidad.
No lo puedo creer pero pasa. Pero parece que a nadie le importa. Y tomo la frase mí mamá para decir esto (era la anterior). La realidad supera a la ficción. Lo garca que puede ser un político a nivel nación, aumentado por microscopio a nivel municipal.