Me extraño

A esta altura cualquier cosa parecería venirme bien. No ando dispuesta a dejarme perder con un par de borrachos que no tienen aspiraciones en la vida. Estoy harta, esquizofrénica, me gana la desdicha. La tensión de la luz es baja y la hace parpadear. Siento un dolor agudo en el cuello, como si tuviera una pulga energética atrás de mi oído derecho, que me drena toda la energía y el vigor.

Me extraño. ¡Cuánta falta me hago! Cómo me siento cuando conecto, vuelvo a mí y a mis cosas. Me presento por aquello que a veces me hace fiaca. Son momentos, lo he dicho en otras oportunidades. Admito que no siempre estoy al máximo de mi esplendor en la locura cuerda de mi espiritualidad. A veces me replanteo todo, otras: acepto y callo con sumisión. Ambas me expanden y se alternan para hacerlo. Creo que estamos hechos para que así sea y de hecho dejar morir de vez en cuando partes nuestras. Mientras que otras veces, debemos salir activamente a la caza de aquellas que nos perjudiquen.