La poesĂa
Ella. Me daba la libertad absoluta. No debĂa de ser coherente, mucho menos perfecta. No precisaba tener una forma especĂfica. Mi gran amiga, que, sin embargo, casi nunca querĂa verla. Ahora que ya no está, siento que necesito un poco más. Algo más grande. Que me pueda transmitir más profundidad, y sentir que estoy aportando.
Ahora crecà y maduré y por eso la vida me propone otras cosas. Quiero vivir diferentes riesgos. Y estoy para otros trotes, ¿será la vida que lo pone a uno más quisquilloso?, ¿por qué razón? ¿La edad le va exigiendo a uno que se tome las cosas más en serio?, ¿que haga algo con mi existencia?, si realmente nada importa.
Me gusta ese vacĂo que se forma entre el no sentido y los sentidos, es decir, el estar acá, vivos y despiertos. Ese es otro tema. Los sueños, Âża dĂłnde mierda vamos y por quĂ© se siente tan real? Estuve tratando de estar lĂşcida en ellos, pero eso era no descansar nunca. Incluso a veces no sĂ©: si me encuentro despierta en la realidad; o si no estoy actuando en piloto automático y todas las escenas de la vida se me van pasando.
A veces me pregunto si invertirle tiempo a cosas materiales o simbĂłlicas, si al final el sentido de todo eso es poder pasarla mejor. Y si no Âżme estoy perdiendo dĂas y momentos más especiales en mi vida? Es decir ahora escribo algo enfrente de una computadora, y ÂżquĂ© tiene de sagrado eso? Yo dirĂa que mucho y muy poco a la vez. Este paso que tomĂ© hoy de empezar a escribir es por un llamado que he sentido toda mi vida, que amo la escritura y que me encantan las palabras, los idiomas, los libros, el canto, la ciencia, la historia, me surge una especie de amor, y brota de mĂ. En ese sentido, es muy especial. Pero visto desde un plano espacial, soy un humano enfrente de su computadora como millones de otros, entonces no veo quĂ© me diferencia. Aunque yo sienta que con esto hago algo distinto, en realidad solo sigo los planes que el universo ideĂł para cada uno de nosotros. Obvio podrĂa no haberlo escuchado –a ese llamado. Pero, sin embargo, lo seguĂ. Además, cuando uno sigue “su llamado”, más estás aportando a ese plan universal. Se siente asĂ, es como si uno hiciese su trabajo en el gran engranaje social. Por ejemplo escribir (una vez creĂ© una página sobre poesĂa, y gracias a eso inspirĂ© a personas a hacer lo mismo).
Sin embargo, escuché por ahà que el universo no nos quiere pensantes y conscientes, sino todo lo contrario, porque es una especie de fuerza universal de la cual te desprendés cuando te hacés consciente. Es muy raro… yo tengo fé en el universo, y la verdad es que otra no me queda. Estamos flotando en una bola en el espacio, no siento que haya muchas opciones en cuanto a creer en el universo y esa especie de realidad que nos otorga. Es decir, encima nos da la libertad de que el significado se lo pongamos nosotros, para un poco. No querés que seamos semidioses también y creemos nuestra realidad, quien lo entiende, maldito universo.
Esta es la libertad de la que me estuve perdiendo todo el tiempo, intentando diluir mis emociones sentipensamientos en un manojo de bellas palabras que apenas rimasen, porque me daba vergĂĽenza rimar. Para que pasase desapercibido, pero aun asĂ sirviĂł de algo. Me hizo aceptar mi lado más vulnerable y sensible, que tambiĂ©n querĂa ser visto, aunque nunca me gustĂł tener que enseñar esa parte de mĂ. Siempre elegĂa mostrarme inteligente, calmada. Esto es algo tan instaurado en mĂ, que se siente como si tuviera cosas que sanar. Me encanta decir que soy transparente, pero tengo un miedo tremendo a abrir mi corazĂłn y mostrar lo que realmente hay. ÂżSaben quĂ© hay?, porque estoy harta de tanta incongruencia, ese es otro de mis llamados, vivir en mi ley. Hay duda, hay vacĂos e incertidumbres, sin sentidos, lleno de emociones que seguro ni procesĂ© o registrĂ©, me da miedo que lo Ăşnico estable en mi vida sea la parte más catastrĂłfica. En verdad, no sĂ©, esto de autodividirse no está bueno. Pero tiene sentido para mĂ. Que una vez que empecĂ© a acompañarme, me comprometĂ a no dejarme.