Estuvo bueno eso
La escena transcurre en un comedor familiar. Estamos mi hermana (17), mi mamá y yo.
—¡Ay, Dios! Estoy cansada de tanto espamento.
Todo el día gritando y peleándose.
O atacando y criticando a alguien.
Y la otra, culpándonos a las dos.
—Bueno, Fiona, otra vez te querés hacer la perfecta.
—No, solamente intento que esto se termine —respondo.
Se ríen en complicidad con mamá y me miran.
Ah, para eso sí se ponen de acuerdo.
Después me acuerdo que tiene la Luna en Aries y digo: bueno...
Una empuja y la otra presiona. Tan complementarias que duele.
Se rechazan tanto como se necesitan. Match cósmico perfecto.
—Bueno, Fiona. Andate. Buscate un trabajo y otra casa. Ya tenés 30 años y seguís viviendo con mamá. Y no tenés trabajo —dice Olivia, buscando herir.
—¿Y vos tenés trabajo? Encima no tengo 30, tengo 24. Me gusta vivir con mi mamá. ¿Por qué no te vas vos, si te llevás tan mal con ella? —respondo, calma.
Inteligible. Es que no me importa lo que me pueda llegar a decir.
Hace daño porque está dañada.
Me duele que esté dañada.
Me duele que sea así mi propia hermana.
Que me odie tanto, y a la vez, cuando necesita algo, cambie su personalidad completamente.
No sé por qué deja ver esa faceta frente a nosotras.
Porque tiene la Luna en Aries.
No es un por qué esto, igual.
Es un es así rotundo, que me lo recuerdo.
Es así porque es así. No lo quiero cambiar.
Parece tan obvio...
Que cuando me molesta lo que veo en el espejo, me arregle yo, en vez de intentar arreglar el reflejo.
Pero no es nada obvio.
Hay muchas cosas buenas de ella igual: su gusto por las películas y la literatura.
Compartimos eso.
Ahora empecé a usar Tumblr porque vi que ella la usaba, y yo la usaba antes, pero la había dejado de lado.
Con mi otra hermana la usábamos cuando éramos más chicas.
Siento que esa red social es para gente que se sale mucho de la norma.
Es para gente cool, diría alguien.
—¿Quién agarró el pisapapas? —dice mi mamá, impacientada—. Siempre que necesito algo, no lo encuentro. ¿Por qué agarran todo y lo dejan en cualquier lado?
—Yo no lo agarré.
—Yo tampoco.
—¿Por qué estás siempre buscando a quién culpar? ¿Por qué siempre tiene que ALGUIEN haber agarrado o hecho tal cosa?
Hay cosas de las que no tenemos ni idea, que pasan sin que tengamos control sobre ellas.
Que desaparezca un pisapapas no quiere decir que lo hayamos agarrado alguna de nosotras.
Quizás quedó afuera cuando le dimos la olla a las perras. No sé —le comento, ofendida.
—No estoy culpando a alguien. Estoy preguntando si alguien lo agarró.
—No parece ese un tono de pregunta.